HABERLAND

El primer reporte profesional fue realizado por el arqueólogo alemán Wolfgang Haberland (1960), quien en 1959 llevó a cabo exploraciones de la zona costera y estribaciones cercanas, partiendo desde Puerto Jiménez. Dado que los caminos eran casi inexistentes, él tuvo que desplazarse a pie, a caballo y en bote.

Haberland pudo localizar varios sitios arqueológicos e hizo excavaciones breves. Además, adquirió algunos materiales de colecciones privadas para el museo en que trabajaba, lo cual era aún una práctica común por parte de los arqueólogos extranjeros.

Haberland ubicó la mayoría de los sitios que encontró en la fase tardía de ocupación precolombina y los relacionó con sus estudios en Chiriquí y el valle de El General.

Entre estos destacaron: Carbonera, ubicado junto a la costa y asociado a la quebrada del mismo nombre, el cual presentaba elementos funerarios y habitacionales, así como reportes de objetos de oro, y Los Huacales, situado en un cerro en la parte media de la península, y en el cual observó restos de cerámica, metates y lajas.

Dibujos de la cerámica recolectada por W. Haberland (Fuente Haberland 1960:98)

Cerámica Haberland
Dibujos de la cerámica recolectada por W. Haberland (Fuente Haberland 1960:98)

CORRALES

En la segunda mitad de la década de 1980 se dan inspecciones que permiten registrar varios sitios, sin que ninguno fuera sometido a una evaluación intensiva.

Durante 1987 y 1988 el autor realizó varias visitas a la península para atender denuncias sobre huaquerismo y registrar sitios con condiciones para realizar un proyecto de investigación sobre el aprovechamiento del oro, el cual no fructificó. Se revisitó el sitio Carbonera, ya reportado por Haberland, y se registraron dos sitios con presencia de montículos: Cantarero y Pejeperro. Con los materiales recolectados se presentó una caracterización de la cerámica (Corrales y Badilla 1989).

sitio Carbonera, 1988. Foto Yehudi Monestel. Periódico La República.

Sitio Carbonera
sitio Carbonera, 1988. Foto Yehudi Monestel. Periódico La República.

HERRERA Y NOVOA

A finales de la década de los 1990, Anayensy Herrera y Virginia Novoa (1998) realizaron una evaluación arqueológica en el sitio Tres Palmas (P-194-TP), ubicado en un llano entre los cerros del litoral costero frente al cabo Matapalo. El trabajo permitió ubicar un yacimiento de unas 5 hectáreas de extensión, asociado al Período Chiriquí, con restos de cerámica y lítica y probables estructuras.

CHÁVEZ, HOOPES Y HERRERA

En la base de monumentos arqueológicos Orígenes del Museo Nacional de Costa Rica (MNCR) aparecen una serie de sitios, de los cuales solo hay datos parciales, reportados en forma independiente por Sergio Chávez, John Hoopes y Anayensy Herrera, producto de inspecciones en la zona del Parque Nacional Corcovado y alrededores.

BADILLA

En el año 2000, Adrián Badilla y Julio César Sánchez, como resultado de la atención de una denuncia, reportan el sitio Hacienda Copano (P-524 HC), que se consideró funerario, pero en el cual no se ubicaron materiales identificables con algún complejo o período.

BRODIE

Entre 2012 y 2014 la arqueóloga estadounidense Laura Brodie (comunicación personal, 2014) realizó nuevas inspecciones en el sitio Cantarero y un levantamiento parcial de las estructuras presentes con miras a un posible estudio doctoral, que desafortunadamente no se pudo realizar.

CORRALES

La alteración en el 2015 del sitio Cantarero, por la acción de “oreros”, o personas buscadoras de pepitas de oro, llevó a su evaluación. Asimismo, se ha realizado la revisita de sitios ya conocidos y ubicación de nuevos, en la cuenca del río Tigre y la zona de Pejeperro-Carate (Corrales 2015, 2016, 2017a). 

Los elementos recuperados en los sitios permiten distinguir por el momento dos períodos de ocupación.

También se lleva a cabo un proceso de gestión del sitio Cantarero junto con la comunidad aledaña de Boca Gallardo que busca crear un parque arqueológico.