En Costa Rica y Panamá, los páramos se encuentran en la cordillera de Talamanca coronando los principales cerros: cerro Las Vueltas, Macizo Buena Vista (cerro de la Muerte), cerros Cuericí, cerro Urán, Macizo Chirripó, cerro Ena, cerro Dúrika, cerros Utyum, macizo Kámuk, cerro Echandi y cerro Fábrega en Panamá. El cerro Las Vueltas es el límite de distribución noroeste del páramo y por tanto de muchas plantas que se distribuyen desde Suramérica hasta Costa Rica.
Los páramos se originaron a partir de una serie de factores geológicos, climáticos y edáficos. Durante el Pleistoceno, se presentaron ciclos glaciales e interglaciales alternados. Algunas especies de plantas de las zonas templadas emigraron hacia las zonas tropicales durante los períodos más fríos. En los períodos cálidos estas plantas quedaron aisladas en la parte alta de las montañas. En este período se produjo una mezcla de géneros de plantas de zonas templadas, de zonas neotropicales, aunado a un fuerte proceso de especiación local. Desde hace unos 10000 años atrás se estableció la vegetación de páramo tal cual existe hoy día.
El clima de los páramos es frío y húmedo. Existe una fluctuación drástica de temperatura entre el día y la noche, que puede ir desde un intenso calor de 30 oC hasta un congelante frío de 0 oC. Asimismo, en el día puede haber cambios bruscos de temperatura, nubosidad, viento y lluvia.
La vegetación de los páramos es herbácea, con algunos arbustos, desprovista de árboles y con dominancia de plantas de la familia Poaceae. Las plantas poseen una serie de adaptaciones que les permiten sobrevivir en un ambiente inhóspito: presencia de tricomas (pelos) densos, largos y lanosos en tallos y hojas, plantas en forma de cojín, de roseta y de macollas que les permiten aislarse del frío y el viento y raíces largas y profundas para resistir las épocas de sequía. Los arbustos presentan hojas pequeñas, coriáceas, brillantes y rojizas (cuando jóvenes), que permiten evadir la desecación y la alta radiación ultravioleta.
En la cordillera de Talamanca las rocas ígneas están ampliamente distribuidas, se reconocen tres fases magmáticas: 1) un vulcanismo anterior al Mioceno Superior de unos 17 a 11 millones de años atrás, 2) plutonismo durante el Mioceno Medio-Superior, entre 12,5 y 7,5 millones de años y 3) rocas ígneas posteriores al intrusivo principal del Neógeno al Cuaternario, cuyo rango temporal se extiende entre 5 y 2 millones de años. En el cerro de la Muerte afloran rocas sedimentarias que corresponden con areniscas, brechas, calcarenitas fosilíferas y lutitas arenosas.
Mapa de ubicación de los ecosistemas de páramo en la cordillera de Talamanca.
El paisaje actual de la cordillera de Talamanca es el producto de la acción fluvial y principalmente la glacial, que ha modelado la zona imprimiendo formas características. En el Pleistoceno las partes más altas de Costa Rica, fueron afectadas por masas de hielo permanente o glaciares. Un glaciar es una masa de hielo, formada por compactación y recristalización de la nieve; que, por efectos de la gravedad, el deshielo y el congelamiento sucesivo de sus cristales, se mueve hacia zonas más bajas. El área de glaciares en la Cordillera de Talamanca se estima en unos 35 km2 en el Parque Nacional Chirripó, además de 14 km2 adicionales en áreas vecinas (Cerro de la Muerte: 5 km2; Cerro Urán: 5 km2; Kamuk: 2 km2 y Cuericí: 2 km2).
Algunas formas resultantes de la erosión y depositación glaciar en la cordillera de Talamanca son: lagos glaciales, valle glacial o artesa, con el fondo cóncavo, también se le conoce como valles en U, Circos, lagos de artesa o lagos en rosario, agujas, cuernos o horn y rocas aborregadas, entre otras. El material rocoso depositado por las masas glaciáricas presenta una mayor angularidad de los fragmentos rocosos, carece de estratificación, selección y recibe el nombre de till. Las morenas o morrenas es un depósito glaciárico con forma de colinas, ocurre cuando el glaciar se detiene durante cierto tiempo en una región y la carga de derrubios que trae en su superficie es dejada en el sitio.
