Los félidos siempre han sido considerados entre la fauna con mayores riesgos de extinción. Entre los factores que motivan esta afirmación están:

a. Son depredadores de la cima de la pirámide alimenticia, y como tales serían presuntamente más escasos que otros miembros de la fauna.

b. Su biología reproductiva y su ecología se ven afectadas por diversos factores como la falta de conectividad de áreas boscosas donde habitan, la deforestación acelerada y la cacería indiscriminada, entre otras. Además, en algunos casos como se ha documentado en una hembra de jaguar en Osa (Costa Rica), el intervalo entre nacimientos puede llegar a ser largo (de 22 a 24 meses) lo que sería desventaja frente a fuertes presiones humanas.

A nivel nacional todos los félidos se consideran en peligro de extinción. A nivel mundial los más amenazados son la oncilla o tigrillo y el jaguar.

La pérdida de hábitat

Algunos de los felinos requieren grandes extensiones de bosque para tener una población estable. Además, un hábitat extenso tendrá más posibilidades de contar con una variedad adecuada y estable de presas. Por eso la destrucción, contaminación, avance de la frontera agrícola y urbanización acelerada son factores que influyen en la desaparición y escasez de felinos.

También está el caso de especies que particularmente se registran en hábitats amenazados o poco extendidos como el caso de la oncilla (Leopardus pardinoides) la cual se reporta principalmente en bosques nubosos y páramo teniendo una distribución bastante restringida.

Deforestación y pérdida de hábitat, amenazas para los felinos silvestres

La deforestación y la pérdida de hábitat es una de las principales amenazas de los felinos silvestres. Foto. MNCR, F. Durán

El conflicto eterno con la ganadería

El conflicto entre la ganadería y los felinos es posible que venga desde años atrás. Sin embargo, conforme se ha extendido la actividad ganadera y en general también la cría de otros animales domésticos, unido a la pérdida del hábitat y de presas naturales para los depredadores; también fueron más frecuentes las interacciones negativas entre felinos y animales de crianza o domésticos. Entonces la opción más fácil para algunos felinos es cazar animales domésticos, sobre todo por la pérdida de sus presas naturales, aunque en algunos casos podría ser también por el manejo inadecuado del ganado. Una investigación en el noroeste de Costa Rica encontró que, al existir más presas naturales, como pizotes, saínos o monos por ejemplo, es menor el ataque al ganado por parte de grandes felinos.

En zonas como el Área de Conservación Central parece ser más frecuente el ataque al ganado por otros carnívoros como coyotes que por felinos. Actualmente en internet se consigue mucha información que ofrece pautas para la convivencia de actividades ganaderas con felinos, de forma que se benefician ambas partes.

La interacción entre felinos y ganadería genera conflictos

Conflictos entre la ganadería y pumas y jaguares, ha dado lugar a programas para ayudar a ambas partes. Foto: MNCR, F. Durán

Cacería y muerte en carretera

Por ser especies que ocupan los más altos niveles dentro de la ecología del bosque como depredadores, normalmente son de poblaciones no muy numerosas. De ese modo factores como la cacería descontrolada e ilegal, así como continuos atropellos en carretera, contribuyen en amenazar a este grupo de animales, aunque no en igual proporción como la pérdida del bosque. En algunas áreas aparte de la cacería de los propios felinos, también afecta la caza furtiva de sus presas como el caso del chancho de monte en Osa, Puntarenas.

Cacería de grandes felinos, práctica que data de mucho tiempo atrás

La cacería de grandes felinos se ha dado desde mucho tiempo atrás, imagen de 1920. Foto: I.G.B. 23443, Colección Museo Nacional de Costa Rica.

Manigordo, Leopardus pardalis, el magnífico pelaje manchado de algunos felinos motivó su cacería como trofeo

El magnífico pelaje manchado de algunos felinos como el manigordo motivó su cacería como trofeo. Foto: A. Russell

León breñero, Herpailurus yaguaroundi

León breñero muerto en carretera, atropellos impactan la fauna silvestre incluyendo los felinos. Foto: MNCR, F. Durán

Un enemigo invisible: aislamiento

Puede ser que a veces nos parezca que en cierta zona hay bastantes felinos y con buen aspecto… ¿Pero es así?, los felinos mayores, principalmente jaguar y puma, requieren bosques extensos para que varios individuos puedan ir de un lado a otro, manteniendo así un flujo de genes saludable (los genes desempeñan un papel muy importante en la determinación de rasgos físicos y otras características importantes para la supervivencia). La deforestación aísla individuos, con ello aumenta la posibilidad de cruce entre parientes (endogamia), y por consiguiente disminuye la calidad de su flujo de genes. Esa baja variedad reduce la capacidad de adaptación de las especies, tienen menos resistencia a las enfermedades y menos vitalidad reproductiva, por lo tanto, más riesgo para su población, como si de un enemigo invisible se tratara. Según investigaciones, en comparación con el jaguar o el puma, los manigordos nacionales presentan una diversidad genética mayor, pero no es de confiarse si se considera la destrucción de su hábitat. Los corredores biológicos son una estrategia de conservación para conectar áreas de bosque y un medio para propiciar el desplazamiento de animales en general, no solo gatos silvestres.

Distenper canino, el huésped maldito

El distemper es una enfermedad infecciosa causada por un virus, su transmisión es por contacto con heces o algún tipo de fluido. Afecta sobre todo a los perros, pero una investigación arrojó que el virus fue encontrado en heces de casi todas las especies de nuestros felinos silvestres. Probablemente esto se debe a las cada vez más frecuentes relaciones de felinos con nuestros animales domésticos y actividades humanas. Esta situación ha sido notable en algunos lugares como en La India con los leopardos que depredan un alto porcentaje de perros domésticos o en América Latina como en México con los jaguares y perros. En nuestro país, esa última situación también ha sido documentado en Tortuguero, Costa Rica.

En un caso muy grave, un brote de distemper acabó con un notable porcentaje de una población de leones africanos en Tanzania. Por tanto, ¿qué podría causarles a nuestros felinos en un caso extremo?  Posiblemente las consecuencias serían muy lamentables tomando en cuenta las vulnerables poblaciones de nuestras especies.

Además de esta, hay otras enfermedades infecciosas que pueden afectar a los felinos y otros carnívoros silvestres como el parvovirus.

Perro doméstico, Canis lupus familiaris

La invasión de áreas protegidas por animales domésticos es parte de la problemática de los felinos silvestres. Foto: J. Arce-Zúñiga

¿Son realmente peligrosos los grandes felinos?

…el jaguar americano no es menos audaz y sanguinario que el tigre de la India oriental, y con razón se le considera como el más terrible carnívoro de la América del Sur…” La anterior descripción sobre el jaguar no procede de un libro de ciencia, sino de la pluma del escritor Emilio Salgari en una edición de 1972 de la novela “En la selva virgen”, aunque su primera publicación fue en 1904. Por años, novelas, la televisión o historias orales nos han presentado la peligrosidad extrema de un encuentro con un felino salvaje. Incluso esa imagen se promueve actualmente con los llamados “realitys” de supervivencia donde felinos como el jaguar son presentados como una supuesta amenaza para los participantes. ¿Pero, en realidad el encuentro con un gato silvestre es un gran riesgo? ¿Qué hay de cierto en esa imagen de peligrosidad?

El miedo sobre todo se enfoca en las dos especies mayores: el jaguar y el puma. Del puma sabemos que hay documentados una serie de ataques reales en Norteamérica. En América Central o del Sur esto ha sido muy raro. En Costa Rica tenemos realmente documentado un solo caso de intento de ataque de puma, y que no terminó en tragedia, incluso la persona únicamente se defendió arrojando un objeto (antena radiotelemetría) con la mano. La persona que reportó este caso aduce que siguió una danta o tapir a pocos metros por varias horas de modo que sus ropas olían a otro animal y no a humano. La preocupación con esta especie se da porque, aunque el puma habita sobre todo áreas boscosas y rurales, en años recientes se han dado avistamientos de individuos en zonas urbanas lo que preocupa a los humanos y también es peligroso para los felinos. En una experiencia en Costa Rica, un puma fue translocado (trasladado) a 28 km de un área urbana, donde el felino pareció asentarse de forma adecuada, por lo que esta podría ser una solución en casos extremos; sin embargo, como apuntan los investigadores, cada caso debe analizarse individualmente.

Con jaguares no se han conocido casos reales de ataques a humanos en Costa Rica. En Sudamérica se registran algunos ataques, pero hay que tener claro los motivos; en una investigación realizada, en un lapso de más de 70 años se encontraron 22 reportes (considerados confiables) de ataques de jaguares a humanos, lo cual es una incidencia muy baja, y en ellos, generalmente el atacado sobrevive. Muchos son provocados en incidentes de cacería. Un solo caso no tiene razones conocidas. Otros son por motivos particulares como hembras con cría defendiéndose, encuentros repentinos muy cercanos que eliminan la línea de distancia y respeto, o casos relacionados con ritos funerarios (Los Yanomämo de Sudamérica colocan a sus difuntos sobre plataformas en el bosque, para que sean reducidos a esqueleto por insectos u otros seres carroñeros, quizás podrían atraer a carnívoros mayores, lo que no sería ataque, aunque sí ingieren carne humana). Los seres humanos NO son presa natural de los jaguares o pumas.

Debe tomarse en cuenta la larga permanencia entre humanos y felinos grandes en estas tierras, posiblemente hemos sido mucho más atacados por toros, perros pitbull, criminales humanos y accidentes de tránsito; así que hay que cuidarse igual o más en una ciudad.

Jaguar, Panthera onca

Jaguar Panthera onca, a pesar de lo que podría pensarse no hay ataques documentados a humanos en Costa Rica. Foto: MNCR, J.E. Sánchez

¿Cómo actuar en un encuentro cara a cara con un gran felino?

Los grandes felinos son seres con temperamento individual, no son robots, así que pueden reaccionar de forma diferente ante determinada situación. Por lo tanto, aunque no seamos su presa o no nos ataquen por gusto, siempre es bueno observar ciertas normas en caso de un eventual encuentro:

  • Trate de mantener la calma.
  • Levante brazos lentamente o coloque sobre su cabeza una mochila o algo con el fin de aumentar impresión de altura.
  • Si anda con niños colóquelos detrás o en una posición alta.
  • Aléjese lentamente sin dar la espalda.
  • Si excepcionalmente surge una intención agresiva del felino (acercarse con orejas hacia atrás y rostro agresivo) es cuando puede arrojar o utilizar algún objeto como escudo o defensa, agitar brazos o hacer ruidos fuertes.
  • Aléjese de hembras con cría, machos con hembras en celo también pueden ser agresivos, así como si es un individuo con su comida (presa), en estos casos la agresividad es por defensa, por sentir amenaza de otros animales y no, porque quieran hacer daño.
La convivencia con felinos es posible, aún en zonas ganaderas

La convivencia con felinos es posible, aún en zonas ganaderas. Ilustración: Panthera Costa Rica/Ilustradora Pez Cocinado

Acciones en caso de encuentros con felinos

En un encuentro directo con un gran depredador es mejor no mirar directamente a los ojos y colocar algo como una mochila sobre la cabeza para dar sensación de más altura. Ilustración: MNCR, E. Santa Cruz-Camacho

Acciones en caso de encuentros con felinos

Otras acciones son elevar la voz y en último caso arrojar algún objeto. Ilustración: MNCR, E. Santa Cruz-Camacho

No son gatos de peluche, pero tampoco son los asesinos que nos pinta la leyenda negra. Convivencia humano-grandes felinos es muy posible, pero también es necesaria, todos somos parte de la red de la vida.

Importancia

La conservación de felinos o cualquier otro depredador es más fundamental de lo que pensamos. Podemos argumentar razones de tipo éticas, históricas y hasta de bondad; sin embargo esto es más complejo y necesario. Los felinos suelen ser especies clave, que a menudo dan un aporte claro en planes de manejo y establecimiento de reservas debido a sus requerimientos ecológicos. Por lo mismo son buenos indicadores del estado del ecosistema y su funcionamiento (al menos en la mayoría de casos). Son especies clave para el ecosistema como depredadores de otros organismos, tanto herbívoros como depredadores más pequeños, y su ausencia puede traer inconvenientes que no pensamos. O sea, en una forma simple de decir, son guardianes tanto de las plantas como de otros animales pequeños sobre los cuales habría más presión si los grandes depredadores como los felinos desaparecen. Sin la presencia de estos, otros animales más pequeños aumentan su población y sus efectos pueden ser notables sobre el ecosistema o incluso sobre cultivos.

Otro quizás insospechado servicio es la dispersión de semillas, sí, leyó corrrectamente; solo por citar un caso, una investigación en Argentina mostró como el puma puede actuar como un dispersor secundario de semillas (en este caso aquellas ingeridas por las palomas que cazaba), lo cual es beneficioso para la sobreviviencia de las plantas.  Esto es notable considerando las distancias que recorre un felino (en el Parque Nacional Braulio Carrillo un puma investigado utilizó un área de 135 km cuadrados).

Además, son íconos culturales usados una y otra vez en turismo, artesanías, expresiones humanas como literatura y cine, educación ambiental y otros aspectos similares.

Metate con figura de felino, lo que denota su importancia en la cultura

Metate con figura de felino, lo que denota su importancia en la cultura. Foto: MNCR, F. Durán

Puma, Puma concolor

Puma Puma concolor reposando, es uno de los principales depredadores en nuestro medio. Foto: MNCR, S.E. Bolaños

Caucel Leopardus wiedii

Caucel Leopardus wiedii, importante depredador de especies menores de fauna. Foto: MNCR, J.E. Sánchez Pérez