Los perforadores de la espesura

“La selva modela a sus criaturas” para vivir en la espesura del suelo del bosque, de las copas de los árboles o las aguas. Una danta, un saíno, un venado (cabro de monte) y hasta un roedor (tepezcuintle) son de distintas familias, pero tienen una figura muy similar.

El bosque tropical lluvioso es uno de los ecosistemas más conocidos de Costa Rica y del neotrópico en general.  En un sendero por el bosque tropical podemos caminar con cierta facilidad, pero si nos internamos en la espesura, la marcha no resulta tan fácil. Ramas, arbustos, enredaderas, todo parece a veces difícil de penetrar si no se cuenta con un machete.

De pronto vemos un animal mediano o pequeño salir a la carrera, solo podemos ver sus cuartos traseros, no tenía cola o no vimos bien, un vistazo fugaz, ni siquiera estamos seguros de su tamaño, alguien no muy conocedor de la fauna del bosque se quedará pensando: “¿Era un saíno, un cabro de monte, acaso una joven danta?”

Lo anterior nos da una idea de las adaptaciones de la fauna en la selva tropical, pues por usar una frase no tan científica: “la selva modela a sus criaturas” para vivir en la espesura del suelo del bosque, de las copas de los árboles o las aguas.  Una danta, un saíno, un venado (cabro de monte) y hasta un roedor (tepezcuintle) son de distintas familias, pero tienen una figura muy similar.

Esta forma del cuerpo donde parece que la parte trasera es ligeramente más alta que la delantera y redondeada, es una forma ideal para meterse entre la vegetación a gran velocidad, apartar maleza, como perforando la espesura y dejando al cazador o al depredador pensándolo mejor, antes de perseguirlo.

La danta: el gigante de la espesura

Danta de Costa Rica (Tapirus bairdii)

Danta (Tapirus bairdii) es el mayor de nuestros mamíferos terrestres, llega a pesar entre 180 y 300 kg. Foto: MNCR, F. Durán.

El mamífero más grande de los bosques costarricenses sin lugar a dudas es la danta, también llamado tapir o macho de monte (Tapirus bairdii).

Este gran mamífero se alimenta de vegetación variada y suele formar además trochas por donde pasa.  Su hábitat es muy variado, pues lo encontramos igual en el lluvioso bosque del Caribe, como en el bosque seco de Guanacaste o el agreste páramo del Chirripó o del cerro de la Muerte, donde a menudo es víctima de atropellos.

Tenía un gran significado para nuestros pueblos indígenas, e incluso fue representado en muchas de sus artesanías y leyendas. También es un importante dispersor de semillas, pues come frutos y luego sus heces son depositadas con las semillas en buen estado y las plantas pueden germinar lejos de donde la danta encontró la comida.

Venados en el bosque

El venado cola blanca (Odocoileus virginianus) es muy conocido por su llamativa cornamenta y por ser un símbolo nacional, incluso se representa en los billetes de mil colones actuales.

Es frecuente en zonas abiertas como los bosques secos y sabanas de Guanacaste, aunque se ha extendido también por zonas más boscosas como el Parque Nacional Carara en el Pacífico Central.

Cabro de monte (Mazama temama)

Cabro de monte (Mazama temama) con sus cuernos de una sola punta. Ilustración: Lisa Sánchez Aguilar.

Menos conocido es su elusivo pariente de la espesura, el cabro de monte (Mazama temama), que incluso tiene un nombre común poco adecuado, pues no es una cabra.  Este pequeño venado, a diferencia del cola blanca, no tiene cuernos ramificados, sino de una sola punta, lo que facilita su paso en la maleza del bosque tropical, sin que se le enreden.  Además, habita en bosques más cerrados o espesos, incluso en zonas altas como el Cerro de la Muerte.

Venado colablanca (Odocoileus virginianus)

Venado colablanca (Odocoileus virginianus) con su cornamenta de varias puntas, note diferencia de cornamentas en los machos. Ilustración: Lisa Sánchez Aguilar.

Los patrulleros del bosque: saínos y chanchos de monte

Verdaderos patrulleros del bosque son las manadas o grupos de saínos (Pecari tajacu), y su pariente más escaso y amenazado el chancho de monte o cariblanco (Tayassu pecari).

El saíno está más extendido, habitando los bosques secos en Guanacaste, la selva tropical de Osa o los bosques de zonas altas como el volcán Poás.  Viven en grupos de unos pocos hasta más de 30 individuos.

Saíno (Pecari tajacu)

Saíno (Pecari tajacu) se disitngue por la línea blanca en parte de su dorso. Ilustración: Lisa Sánchez Aguilar.

El cariblanco es más escaso y menos distribuido, habitando solo lugares como Corcovado o Talamanca. Esta especie tiende a formar grupos más numerosos que el saíno, llegando a más de 100 individuos. Su principal enemigo es el jaguar. Ambos se alimentan de frutos, raíces, vegetación, pequeños invertebrados como gusanos o insectos e incluso huevos.

Cariblanco (Tayassu pecari)

Cariblanco (Tayassu pecari) es una especie amenazada por la cacería. Ilustración: Lisa Sánchez Aguilar.

Los tepezcuintles: los roedores más grandes del país

Los más pequeños de esta nota son dos roedores: la guatusa y el tepezcuintle, que, por su forma, parecen versiones americanas en roedor del ciervo ratón o chevrotain, un pequeño ciervo asiático de no más de 40 cms de altura.  Incluso el chevrotain manchado tiene pintas similares al tepezcuintle (Cuniculus paca).

La guatusa (Dasyprocta punctata) y el tepezcuintle son los roedores silvestres más grandes de Costa Rica.

Ambos se alimentan de semillas, frutos y otras materias vegetales.  Mientras que el tepezcuintle es nocturno, la guatusa es activa mayormente de día.  El tepezcuintle es muy perseguido por su carne.

Tepezcuinte (Cuniculus paca)

Tepezcuintle (Cuniculus paca) es nocturno a diferencia de la guatusa. Foto: MNCR, F. Durán.

Ambos también son perseguidos por varios depredadores como felinos silvestres, el tolomuco, un pariente de las comadrejas, y grandes serpientes como la boa. Son muy importantes en la ecología del bosque pues además de ser presas para otras especies, suelen ser dispersores de los frutos que se comen, al llevárselos y comerlos en otro lado, o bien al enterrar semillas o frutos y luego los olvidan ayudando de ese modo a que la planta germine alejada de donde se originó.

Guatuza (Dasyprocta punctata).

Guatusa o cherenga (Dasyprocta punctata) es activa durante el día y a veces son frecuentes de ver en muchos bosques protegidos. Foto: MNCR, F. Durán.

¡Debemos protegerlos!

Mamíferos de la selva de Costa Rica

De izquierda a derecha: Tepezcuintle (Cuniculus paca), saíno (Pecari tajacu), cabro de monte (Mazama temama) y danta (Tapirus bairdii). Ilustración: Lisa Sánchez Aguilar.

La cacería ilegal y la pérdida del bosque son las principales amenazas de estos mamíferos.  A menudo muchos de ellos perecen en las carreteras victimas de atropellos.

Al igual que la selva donde habitan, estos perforadores de la espesura también pueden verse amenazados.  La cacería ilegal y la pérdida del bosque son sus principales amenazas.

A menudo muchos de ellos perecen en las carreteras víctimas de atropellos, como el caso lamentable de varias dantas en el Cerro de la Muerte; de algunas de estas se conserva una muestra de sus cráneos o pieles en la colección científica del Museo Nacional de Costa Rica.

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AUTOR: Francisco J. Durán, Mastozoólogo

Departamento de Historia Natural
Museo Nacional de Costa Rica
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