4 de agosto, 2020. Después de 12 años exponiendo en galerías y museos internacionales, Federico Herrero regresa a la escena costarricense con un conjunto de nuevas obras: “Barreras Blandas”, una instalación donde el artista explora la pintura con relación al paisaje natural y las estructuras urbanas en concreto. La exposición está abierta desde el 4 de agosto en la Sala de Exposiciones Temporales Sur del Museo Nacional de Costa Rica

Para Federico Herrero, el nombre Barreras Blandas representa los diferentes tipos de limitaciones en el ámbito artístico y conceptual de la exhibición y como él juega o rompe estas barreras para buscar nuevos significados, “por ejemplo, la práctica artística de Federico trata de reconciliar esta transición de medios entre pintura, escultura y arquitectura y como el color y forma se relacionan o “brincan” entre ellos, explicó la Monge.

La curadora agrega que “en esta exposición, el color y forma están rompiendo o jugando con las barreras de estos medios (escultura y pintura). Ahora bien, en la exhibición, además de que protagoniza estos brincos de colores y formas por todas las obras, están las referencias literales a barreras o “muertos de tránsito” que realmente son bastante blandas porque están ahí simbólicamente, pero en su flexibilidad crea una coreografía entre las obras y la muestra en sí”.

En la instalación, el concepto de movimiento es muy importante, pues logra instituir una relación entre la pintura, la escultura y el espacio, relación entre el paisaje natural y las estructuras arquitectónicas urbanas.

La exhibición crea un mundo en constante movimiento y ofrece una experiencia sensorial donde los visitantes están invitados a “navegar” entre las piezas y crear la sensación de estar en un mar de concreto muy similar a las ciudades.

El marco está dado por la pintura: abstracciones, mares, aletas y figuras que conviven cerca de las aguas, pero Herrero lleva la pintura más allá, para él no es solo un espacio plano, en ella coexiste con una estructura de vibraciones y sonidos, activada por medio de los sentidos.

El lenguaje visual detrás de la obra de Herrero combina elementos abstractos con otros ligeramente figurativos. Buscan puntos de encuentro, donde estén conectados por la percepción del espacio y tiempo de las obras.

“Barreras Blandas” muestra figuras de cemento saliendo de las superficies, pero también evocando a aletas de tiburón navegando por el mar. De igual manera, la idea de íconos locales y monumentos, como lo es el trampolín del balneario Ojo de Agua, crea una estructura estética que siempre está informando la muestra: explorando la transformación de la pintura en volúmenes y creando una musicalidad espacial.

Nacido en San José en 1978, su prolífica carrera como artista estuvo coronada en el 2001, cuando fue el ganador del León de Oro como mejor artista joven en la 49 Bienal de Venecia, máximo galardón otorgado en esta prestigiosa exposición internacional de arte contemporáneo, que se celebra cada año desde 1895.

Herrero participó con una   intervención pictórica en un espacio no-expositivo en las instalaciones de la bienal que, en aquel entonces la artista, curadora y gestora cultural costarricense y miembro del jurado de esta exposición, Virginia Pérez-Ratton, describió como “un evocativo mural de diecisiete metros, una intervención plena de frescura y espontaneidad que elaboró in situ en uno de los muros sin restaurar del Arsenale”. (La Nación, 2001)

Exposiciones individuales

• Museu de Arte Contemporânea de Niterói, Rio de Janeiro (2019).
• Witte de With, Rotterdam (2018).
• Museum of Contemporary Art Chicago (2018)
• Casa Encendida, Madrid (2013)
• Kanazawa Museum, Japón (2012)
• Teorética, San José (2009)
• Kunstverein Freiburg, Breisgau (2008)
• Wattis Institute, San Francisco (2008)
• Fondazione Bevilacqua La Masa, Venecia (2006)
• Watari Museum, Tokio (2005).