La tradición del jade en Costa Rica, simbolismo, manufactura, uso y contextos arqueológicos en que ha sido hallado en el país, su vínculo con artefactos de cerámica, piedra, madera, oro, concha y hueso, así como los retos para investigarlo y conservarlo se combinan para presentarle la exhibición temporal Mucho más que verde.
Basada en investigaciones del Museo Nacional de Costa Rica en dos antiguos cementerios de los monumentos arqueológicos Huiscoyol y La Regla, ubicados en el Golfo de Nicoya en Guanacaste, la muestra sintetiza una gran cantidad de información obtenida durante más de veinte años que implicó el estudio de osamentas y ofrendas funerarias, entre las que figuran los jades más antiguos encontrados en el país.
En Mucho más que verde podrá contemplar colgantes de jade y otras rocas, remates de bastón, instrumentos musicales, vasijas, jarrones, metates, manos de moler, hachas y herramientas que son evidencia de las primeras poblaciones en trabajar el jade en el territorio nacional, asentadas en los alrededores del Golfo del Nicoya, una zona privilegiada por sus múltiples recursos naturales, costeros y terrestres.
Colgantes de hacha-ave (los adornos de jade más sobresalientes de La Regla y Huiscoyol), así como objetos de jade con diseños de aves, coatíes, tortugas, armadillos y murciélagos, representantes de la fauna local, figuran en la muestra que reúne 165 artefactos, de los cuales 93 son de jade. La figura humana también está presente en el repertorio de motivos plasmados en figurillas y otros objetos de jade.
PATRIMONIO SUBACUÁTICO
Las condiciones geográficas de los sitios La Regla y Huiscoyol propician que los terrenos se inunden un gran parte del tiempo. En el caso de la Regla por agua marina durante las mareas altas y en el caso de Huiscoyol por un acuífero.
Esta particularidad categoriza la evidencia encontrada como patrimonio arqueológico subacuático y realizar las investigaciones y las excavaciones de los restos culturales fue un desafío para el Museo Nacional.
Curiosamente, los enterramientos sumergidos en agua y barro favorecieron que la materia orgánica se preservara, por lo que algunos objetos de madera y algunas fibras vegetales se conservaron durante cientos de años.
TRADICIÓN CON ESTILO PROPIO
La muestra incluye diversos objetos que son evidencia de una identidad propia en la manufactura del jade local, entre ellos el hacha-ave, resultado de la transformación de la herramienta en un objeto estético.
El estilo desarrollado en nuestro territorio es resultado de la adaptación del conocimiento del pueblo olmeca, asentado en el actual territorio de México, que llegó a estas latitudes por intercambio posiblemente. Esa herencia se desarrolló de forma distinta a lo largo de Centroamérica y cada pueblo lo adaptó creando un estilo propio; tal fue el caso de Costa Rica, en donde se utilizó principalmente materia prima local.
En Costa Rica la tradición del jade inició en el año 600 a.C y se desarrolló durante 1300 años, en el norte y el centro del territorio. Se considera tradición ya que se constituyó en un oficio practicado por generaciones y durante siglos.
Otro de los temas desarrollados en la exhibición es el meticuloso trabajo que implicaba el jade, así como el dominio de una técnica y una gran habilidad para utilizar herramientas especializadas para trabajar materiales de mucha dureza. Largos procesos de corte y abrasión, en la superficie húmeda, dieron origen a las piezas que tomaron forma mediante golpes, perforaciones y aserrado. Rocas, cuerdas, arenas, rocas molidas y resinas se utilizaron en el proceso. Entre las herramientas se encontraban las limas, los pulidores, los taladros y los grabadores. En primera instancia, se obtenía una preforma y luego se pulía, frotando contra otras piedras para lograr el resultado final del objeto.
NO TODO JADE ES JADE
Diversos objetos que en apariencia son de jade están elaborados en otros tipos de rocas como serpentinas, jaspes, cuarzos, sílex, lutitas, rocas sedimentarias de color verde, areniscas y brechas. Se les conoce como jade social, pues geológicamente hablando no son jades ni jadeítas. No obstante, es difícil encontrar las diferencias y se requiere de un análisis con instrumentos y técnicas especializadas, por lo que popularmente se les llama jades.
En la muestra también observará piezas que estaban en proceso de elaboración o fracturadas, lo que ha permitido conocer mejor el proceso de la manufactura.
RITUALES FUNERARIOS
La gran mayoría de los objetos exhibidos provienen de los cementerios de Huiscoyol y La Regla. En ellos, las personas fueron enterradas con adornos de jade, vasijas cerámicas, metates, manos de moler, herramientas de piedra e incluso dientes perforados (algunos de perro o coyote) que hacían parte de un collar.
Algunos eran ataviados con colgantes, collares, pulseras y tobilleras y otros adornos corporales como orejeras y narigueras. Entre las ofrendas también se hallaron pequeños recipientes con agujeros para colgar y otros objetos en piedras verdes de uso no determinado.
MÚSICA CON INSPIRACIÓN
Mucho más que verde está ambientada con un fondo musical compuesto por la agrupación costarricense Amarillo Cian y Magenta, inspirada en los jades y la época precolombina.
En la apertura de la exhibición, el 30 de julio de 2024, el grupo presentó además una obra musical de seis movimientos, evocando distintos paisajes sonoros e historias, desde una visión onírica del mundo de nuestros ancestros y como una ofrenda para honrar su legado. En la composición, cada instrumento desempeñó el papel de un personaje: el fagot representó a un chamán, el clarinete al espíritu del jade, la percusión a los pueblos originarios, la guitarra y el bajo representaron la naturaleza, y el piano simbolizó los pueblos actuales.