Los petrograbados se confeccionaron en diversos tipos de piedras, las más comunes son el basalto y la diorita, y en menor frecuencia en piedra de tipo granito.

Los petrograbados se encuentran en toda Costa Rica; por ende, su distribución es diversa, se pueden encontrar solos o en grupos, cercanos a fuentes de agua, caminos, montañas o cerros, asociados a rasgos arquitectónicos, habitacionales, funerarios y posibles terrenos agrícolas (Sol, 2003).

Los diseños de petroglifos también se pueden encontrar combinados; por ejemplo, un dibujo de un animal con una figura humana. En algunos de ellos, los diseños están unidos por líneas en un trazo continuo y, en otros, los diseños están desconectados.

Entre los diseños abstractos predominantes se encuentran círculos, líneas serpenteantes u onduladas, espirales, semiespirales, espirales dobles, líneas rectas, puntos, círculos concéntricos, líneas cruzadas, diseños radiales, líneas con oquedad al final, líneas rectas en forma de rastrillo, volutas, entre otros.

Entre los diseños de figuras humanas se encuentran las cabezas, manos, pies y figuras masculinas. Se rescata la diversidad con la que se han representado cabezas humanas sin cuerpo: algunas tienen forma cuadrada o circular. Estas cabezas se pueden encontrar como el elemento principal y único en la piedra o como un conjunto de cabezas humanas con distintas facciones o expresiones en el rostro. Así mismo, las cabezas humanas pueden venir ataviadas o adornadas con elementos sobre la cabeza.

Dentro de las técnicas de manufactura que se implementaron en la confección de los grabados en las rocas, se encuentran tres claramente definidas:

• La primera consistía en la realización de un surco en forma de V, hecho de incisiones delgadas de escasos milímetros de profundidad.
• La segunda técnica consistía en el punteado del diseño y el picado indirecto o raspado de la acanaladura, cincelado y pulido de la superficie; posiblemente, se hacía con ayuda de piedras lisas, arena y agua para generar un bajo relieve. También de forma intencional se aprovechan irregularidades de las piedras, tales como protuberancias y depresiones u oquedades que son espacios huecos en la superficie de la piedra, para lograr volumen o movimiento en los motivos.
• La tercera técnica consiste en hacer un alto relieve; para ello, se quita una parte grande de la superficie de la roca mediante el raspado. Después, se trabaja el espacio para resaltar.

Es posible que los petrograbados fueron realizados por varias personas grabadoras, debido a la cantidad y complejidad de petrograbados conocidos en el país. Así mismo, existe evidencia de que en algunos casos se realizaron petrograbados sobrepuestos o encima de grabados anteriores o con interferencia entre estos; lo que representa un uso continuado en el tiempo de la piedra por las poblaciones indígenas.

Para datar un petrograbado, se requieren de mayores investigaciones arqueológicas que permitan obtener información sobre el contexto arqueológico, poblamiento y permanencia de las poblaciones precolombinas cercanas a los petrograbados. Por consiguiente, para poder comprender su significancia y el papel que cumplieron dentro de las sociedades precolombinas, se requiere analizarlos en el marco de un contexto arqueológico mayor, tanto a nivel de sitio arqueológico como un estudio en un contexto regional.

Aunque no hay consenso entre las personas expertas en arqueología sobre la función de los petrograbados, se cree que tienen una función de comunicar de manera gráfica. Esta aseveración está basada en su colocación en lugares visibles, así como en los planos más evidentes de las piedras, donde no solo el motivo (dibujo) es importante, sino la selección de la piedra ligado a la ubicación o lugar y, por ende, su inserción en el paisaje total. (Fernández, 2019).

Así mismo, dentro de la función adscrita a algunos petrograbados con diseños de meandros (cuerpos de agua) y espirales, principalmente en petrograbados ubicados en el Caribe costarricense con sitios arqueológicos con obras hidráulicas precolombinas, la función se asocia a indicar aspectos vinculados a la gestión del agua entre los pueblos indígenas en la antigüedad, por lo que cobra importancia no solo el paisaje natural en el que se enmarcan, sino también el paisaje construido (ingeniería y arquitectura). (Herrera y Arias, 2016; Arce y Peytrequín, 2019).