Los colibríes —habitantes de las Américas, desde Alaska hasta Tierra del Fuego y desde tierras bajas hasta las altas montañas de los Andes— han tenido que adaptarse para vivir en todo tipo de hábitats a lo largo de sus distribuciones.

Así mismo, con los colibríes, ha evolucionado una serie de cambios anatómicos y fisiológicos que los ha convertido en aves muy activas, ágiles y voladoras veloces. Tienen la capacidad de digerir y absorber los nutrientes muy rápido. Sus ritmos cardiacos y la tasa de respiración se diferencian por completo de la de otros vertebrados: esto va de acuerdo con su estilo de vida. Pareciera que todo en ellos es veloz; sin embargo, al mismo tiempo, tienen la capacidad de llevar sus metabolismos a un nivel mínimo para poder soportar las frías noches en las tierras altas de nuestro país o en las sierras nevadas de los Andes. Estas son algunas de las características que los hace sorprendentes.

Colibrí Brillante frentiverde

Brillante frentiverde (Heliodoxa jacula) descansando en percha después de alimentarse. Fotografía: MNCR, G. Alvarado

UNA VIDA MUY ACTIVA: ADAPTACIONES DE LOS COLIBRÍES

DIETA Y UN SISTEMA DE DIGESTIÓN MUY EFICIENTE

La dieta de los colibríes está basada en néctar, polen, insectos y arañas. Poseen la tasa metabólica más alta de todas las aves, y por ello, han desarrollado mecanismos para absorber los nutrientes del néctar lo más rápido posible.

El néctar es absorbido en el intestino del ave en menos de 15 minutos. En esta parte del tracto digestivo se extrae el 99 % de la glucosa y pasa a la sangre del colibrí, donde pronto queda disponible para su actividad diaria.

Las proteínas, ingeridas con el alimento, provienen de la alimentación de arañas, polen e insectos y demoran un poquito más en ser digeridas. Estas reciben un tratamiento especial en el estómago donde se ablandan e interactúan con ácido, moco digestivo y enzimas.

Alimentación del colibrí

Dieta de colibríes: a-néctar de flores y polen, b-arañas y c- insectos. Fotografía: A. Flores

UN CORAZÓN ESPECIALIZADO

Para poder corresponder con una vida altamente activa, los colibríes también han adaptado la masa del corazón, que es mucho más grande que el de otras aves y representa un 2.5 de la masa total de su cuerpo. Este late entre 500-600 veces por minuto mientras que el de un avestruz apenas 40-180 veces por minuto. Solo durante los periodos de inactividad, el corazón baja su frecuencia de latidos a 100 por minuto.

Manguito pechiverde (Anthracothorax prevostii)

Manguito pechiverde (Anthracothorax prevostii). Fotografía: Y. Sáenz

Ermitaño verde (Phaethornis guy)

Ermitaño verde (Phaethornis guy). Fotografía: Y. Sáenz

CONSUMO DE OXÍGENO MUY ALTO

Debido a la gran cantidad de energía que invierten los colibríes en sus actividades diarias como el vuelo o quedarse suspendidos revoloteando en un punto mientras se alimentan, tienen una demanda de oxígeno sumamente alta. La más alta de todos los vertebrados.

La tasa de respiración es normalmente de 300 veces por minuto en condiciones ambientales moderadas, pero en condiciones cálidas, puede incrementarse hasta 500 veces por minuto. Esta tasa es hasta 16 veces más alta que nuestra tasa de respiración.

Colibrí Lophornis helenae

Coqueta crestinegra (Lophornis helenae). Fotografía: MNCR, G. Alvarado

Chispita gorginaranja (Selasphorus scintilla)

Chispita gorginaranja (Selasphorus scintilla). Fotografía: I. Campos

DEMANDA DE ENERGÍA

Los estudios indican que un colibrí de aproximadamente 5 gramos, para realizar sus actividades requiere consumir al menos 30-35 kJ en energía por día. Para obtener esa energía necesita alimentarse del néctar de, por lo menos, 1000 a 2000 flores diariamente. Parte de esta energía la gasta en sus movimientos al volar y en su proceso metabólico diurno, pero otra parte de la energía debe guardarla para los momentos de inactividad en la noche; sobre todo en hábitats sumamente fríos. Tal demanda la resuelven seleccionado flores que les aseguren un buen contenido energético y mediante el empleo de mecanismos de ahorro de energía como los momentos de inactividad temporal entre comidas y la torpidez.

A pesar de que tomar el néctar de 1000 a 2000 flores por día pareciera una meta muy exhausta, se dice que, en promedio, un colibrí pasa el 70 % del día perchando, limpiándose el plumaje. Estas actividades demandan poca energía.

Recorrido de un colibrí al alimentarse

Alimentación óptima: donde un colibrí trata de alimentarse del mayor número de flores en un espacio y tiempo cortos y de esta forma obtiene la energía requerida diaria. Fotografía: A. Flores.

Colibríes en reposo: Brillante frentiverde (Heliodoxa jacula) y Colibrí montañés gorgimorado (Lampornis calolaemus). Video: MNCR, G. Alvarado

Colibrí de la especie Selasphorus flammula

Colibrí de la especie Selasphorus flammula. Fotografía: MNCR, G. Alvarado

VOLADORES ÁGILES Y VELOCES

Los mecanismos de vuelo de los colibríes se han comparado con los mecanismos utilizados por los insectos, en cuanto al movimiento de alas hacia adelante y atrás de forma similar, aun cuando no hay un parentesco entre ellos.

Este tipo de aves pertenecen a un grupo con un vuelo muy particular: son capaces de revolotear en el aire, quedar suspendidos, de repente volar hacia arriba, abajo, adelante y atrás. Esta capacidad tan increíble en el vuelo la logran por una adaptación en los huesos de sus alas, la cual les da mucha flexibilidad en el movimiento, de modo que les permite rotarlas hasta en 180 grados y también batir o mover las alitas a una velocidad de 80 o más veces por segundo.

Los huesos del ala han adoptado una forma de V, la articulación entre el codo y la muñeca es poco flexible; sin embargo, las articulaciones del hombro son tan flexibles que permiten los movimientos en todas las direcciones.

Colibrí de Talamanca (Eugenes spectabilis). Video: MNCR, G. Alvarado

Esquema de un ala de un colibrí

Esquema de los huesos de un colibrí, donde se aprecia la adaptación que han experimentado en su estructura para dar mayor flexibilidad al ala, que les permite realizar los diferentes movimientos. Fotografía: A. Flores.

Huesos de un ala de colibrí

Huesos en detalle del ala de un colibrí, las articulaciones del hombro son las que dan la mayor movilidad. Fotografía: A. Flores

Vuelo de colibrí

Esquema de los movimientos del ala de un colibrí durante el vuelo. Fotografía: A. Flores

TORPIDEZ

La torpidez o torpor es una adaptación muy importante de los colibríes, que se refiere a un estado fisiológico que les permite tolerar temperaturas muy bajas del ambiente. Así, durante el reposo nocturno, bajan el proceso metabólico, la respiración y el ritmo cardiaco al mínimo, con el fin de gastar menos energía y usar la disponible para soportar las bajas temperaturas del ambiente.

Coqueta festiva (especie de Sudamérica)

Coqueta festiva (Lophornis chalybeus), especie de Sudamérica. Fotografía: Y. Sáenz

Referencias

  • Fleming, T., N. Muchhala y J.F. Ornelas. New World Nectar-Feeding Vertebrates: Communit Patterns and Processes, Cap. 15: 163-186. En: Sánchez_Cordero V. y R.A. Medellín (Eds). Contribuciones Mastozoológicas en Homenaje a Bernardo Villa. Instituto de Biología, UNAM; Instituto de Ecología, UNAM; CONABIO, Mexico,706 p.
  • Schuchamann, K. L. 1999. En J. del Hoyo y A. Elliot (eds). Handbook of the Birds of the World. Vol. 5. Barcelona: Lynx Edicions.
  • A. 1973. The Life of the Hummingbird. A. Singer. Crown Publishers, INC, Ilust. New York, U.S.A
  • Stiles, F. G. y A. F. Skutch. 1989. A guide to the Birds of Costa Rica. Ilust. D. Gardner. Ithaca, New York, U.S.A.
  • Warrick, Douglas R.; Tobalske, Bret W.; and Powers, Donald R., “Aerodynamics of the Hovering Hummingbird” (2005). Faculty Publications – Department of Biology and Chemistry. Paper 37.
  • http://digitalcommons.georgefox.edu/bio_fac/37

AUTOR: Ghisselle Alvarado Quesada
Bióloga

Departamento de Historia Natural
Museo Nacional de Costa Rica
[email protected]

Publicado el 27 de febrero de 2023